Ayudar al gobierno de los países miembros afectados para lograr los objetivos de su estrategia de recuperación y, específicamente, para rehabilitar la infraestructura social y económica y la restauración de los sectores económicos clave para un mejor funcionamiento a los niveles anteriores al desastre al mismo tiempo que la construcción de medidas necesarias para reducir la vulnerabilidad ante futuros desastres.