Martes, 04 Diciembre 2012
Sólo 20 por ciento de aguas residuales en AL es tratada
Un inventario diagnóstico de las tecnologías utilizadas en las plantas municipales de América Latina (AL) y el Caribe reveló que en la región, incluyendo México, sólo el 20 por ciento del agua residual es tratada, en particular de metano disuelto en los efluentes, lo que puede derivar en la propagación de enfermedades infecciosas, informó Adalberto Noyola Robles, director del Instituto de Ingeniería de la UNAM.
“En la región sólo 20 por ciento de las aguas residuales municipales son tratadas, el resto se descarga a cuerpos de agua o, en alguna medida, se destina al riego (con líquido “crudo”, sin tratar), una práctica común en países como México”.
Los países abordados en este estudio fueron México, República Dominicana, Colombia, Brasil, Guatemala y Chile, con la ayuda de consultores en cada uno de ellos, y el uso de información pública de las páginas de Internet de los organismos encargados de administrar el recurso. “Obtuvimos una muestra de dos mil 734 plantas”.
Se encontró que las tecnologías más empleadas son las lagunas de estabilización, seguidas por lodos activados y reactores tipo UASB (upflow anaerobic sludge blanket), que representan 80 por ciento de la infraestructura de tratamiento de aguas residuales municipales en AL y el Caribe.
Por ello es necesario invertir en investigación para desarrollar tecnologías de mitigación más eficientes, dijo Noyola Robles, quien realizó un cálculo para cuantificar la emisión de gases de efecto invernadero (GEI), como parte del proyecto de investigación IDRC–UNAM.
“Hay mucho por invertir y construir en el área; sin embargo, debe considerarse que la infraestructura para el tratamiento contribuye a la emisión de GEI. Ejemplo de ello es el metano, que se produce según el tipo de manejo y la tecnología usada, aunque también depende de la correcta operación de la planta”.
De acuerdo con el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), siete por ciento del metano atmosférico proviene de los desechos de aguas residuales, citó. Por ello, los sistemas a construir deberán cumplir con determinados criterios técnicos, económicos y ambientales, “en particular, ahora que existen compromisos nacionales e internacionales”.
Según el análisis, se determinó que los escenarios que generan menos emisiones totales de GEI son los UASB, sólo si el biogás sea correctamente captado y quemado. No obstante, las lagunas de estabilización tienen alto potencial de mitigación, porque pueden cubrirse para recuperar y aprovechar eventualmente el generado para producir electricidad.
Esto, prosiguió, representa una oportunidad para identificar los procesos tecnológicos que podrían tener una baja huella de carbono para contribuir a contrarrestar el cambio climático en la región.
Al respecto, Patricia Güereca, investigadora del II, apuntó que las tecnologías de lodos activados generan mayor impacto ambiental para acidificación, disminución de recursos abióticos, deterioro de la capa de ozono, eutrofización y foto-oxidantes, “todo se debe al uso de la energía eléctrica”.
La eficiencia energética y el aprovechamiento del biogás como alternativa dentro de las plantas, contribuiría a disminuir los impactos en todas las categorías analizadas.